lunes, 12 de agosto de 2013

Pie de atleta

Pie de atleta

¿Qué es el pie de atleta?

Se denomina pie de atleta, a  una infección que afecta a los pies y se localiza generalmente en los pliegues interdigitales, en la planta y en los bordes de los mismos. A pesar de su nombre, no afecta solo a los deportistas, y se conoce también como tiña del pie (Tinea pedis).
Esta infección es muy frecuente en todo el mundo, aunque las personas que viven en climas cálidos y húmedos, que favorecen la colonización de los hongos, tienen más riesgo de contraerla. Se pueden encontrar casos tanto en hombres como en mujeres de cualquier edad, aunque se observa una mayor proporción de infecciones en hombres jóvenes.
Se transmite directamente de persona a persona, y también a través de objetos contaminados con el hongo, como las superficies de la piscina o de la ducha.

Causas del pie de atleta

En el 98% de los casos el pie de atleta es producido por hongos dermatofitos. Este tipo de infecciones donde el agente infeccioso es un hongo se denominan micosis. En el resto de los casos se debe a la acción de levaduras como cándida o a alguna bacteria.
Estos hongos infectan tejidos que se encuentran queratinizados y proliferan en ambientes cálidos y húmedos. Por ello, llevar calzado cerrado, especialmente si al paciente le sudan mucho los pies, favorece las condiciones necesarias de humedad y calor para que los hongos se reproduzcan. Al tratarse de una infección contagiosa, el riesgo de transmisión se incrementa al usar piscinas públicas y gimnasios sin tomar las debidas precauciones.

Síntomas del pie de atleta

Algunos pacientes pueden permanecer asintomáticos, y presentar únicamente mal olor a causa de la infección, aunque en otros sí que se observan síntomas  del pie de atleta.
Se pueden clasificar, por tanto, las diferentes formas de pie de atleta, con sus respectivos síntomas:
  • Forma crónica: se observa un enrojecimiento del pie y picor constante, especialmente por la noche. Es la forma más frecuente.
  • Forma hiperqueratósica: en este estado suelen aparecer grietas, ampollas y escamas en la zona que está infectada, además de hiperqueratinosis, que consiste en que la capa externa de la piel se engruesa.
  • Forma vesical media: la piel presenta una serie de vesículas que no deben ser explotadas.
  • Forma ulcerosa: una vez que se llega a este estado existe una alta probabilidad de que el pie de atleta se asocie con una infección secundaria bacteriana, que puede ser necesario tratar con antibióticos. Se observan úlceras interdigitales, especialmente en pacientes con un sistema inmunitario debilitado y en diabéticos.
En aquellos pacientes que tengan una mala circulación la infección puede complicarse, llegando incluso a tener que amputar el pie. Esto les puede ocurrir a pacientes diabéticos, por ejemplo.
El pie de atleta también puede llegar a afectar a las manos o a las uñas, haciendo que estas presenten un mal aspecto: sin color, engrosadas e incluso demolidas.

Tratamiento del pie de atleta

La primera vez que se presenta esta infección se suele usar un antimicótico por vía tópica, ya sea en polvo o en crema. Normalmente, estos medicamentos contienen clotrimazol, miconazol o tolnaftato, y el tratamiento debe continuar una o dos semanas después de la desaparición de la infección, para evitar recidivas. En el 65% de los casos la infección no desaparece por completo, volviendo a aparecer en menos de dos años. En estas recaídas se emplean también antimicóticos, pero en este caso por vía oral.
En algunas ocasiones, además de la infección producida por hongos, se produce una infección secundaria por bacterias, y para tratarla se deben administrar antibióticos.
Se pueden aplicar jabones con sulfato de selenio para limpiar los pies, aunque esto no es recomendable si los pies presentan heridas.
Además es necesario prestar mucha atención al cuidado personal para no favorecer la proliferación de los hongos, ya que algunas acciones pueden ser consideradas como factores de riesgo, y facilitar la extensión y prolongación de la infección, como:
  • Usar un calzado cerrado, y especialmente aquellos que están recubiertos con plástico.
  • Permanecer con los pies húmedos por periodos largos de tiempo.
  • Que los pies suden de manera abundante.
  • En los casos en que el pie afectado presente alguna lesión en la piel o en la uña.
Es importante seguir el tratamiento a conciencia, aplicando las dosis necesarias diariamente, así como prolongarlo el tiempo necesario estipulado por el médico, aunque a simple vista no se observe ya la infección. Además, se suele aplicar en ambos pies, puesto que aunque los síntomas se hayan manifestado solo en uno es muy probable que el otro también se encuentre infectado.
Por lo general el pie de atleta tiene un pronóstico favorable, aunque se puede encontrar un gran rango de lesiones, desde leves hasta graves. Esto implica que la infección pueda durar poco o mucho tiempo, alargándose bastante el tratamiento en algunos casos.

Prevención del pie de atleta

Se deben seguir una serie de medidas, cuya finalidad es evitar el contagio, la reproducción y la propagación de estos agentes infecciosos:
  • Ser cuidadoso a la hora de secarse los pies y no dejarlos mojados o húmedos, comprobando que la piel entre los dedos quede bien seca después del baño.
  • Usar chanclas en las piscinas públicas, baños, duchas del gimnasio y, por lo general, cualquier superficie pública.
  • Mudarse de calcetines incluso más de una vez al día, para asegurarse de que los pies se mantienen secos.
  • Cambiar a menudo de calzado para evitar que se mantenga húmedo y pueda ser fuente de infecciones.
  • Usar zapatos hechos con materiales naturales, como el cuero, y que permitan una buena transpiración. Evitar el calzado con revestimiento plástico.
En aquellas personas que sean propensas a sufrir esta clase de infecciones se recomienda el uso de talcos antimicóticos o de secado para una mayor seguridad de los pies. Es importante resaltar que las personas con un sistema inmune deficiente son más susceptibles al contagio, por lo que es conveniente que utilicen estos talcos si van a estar expuestas frecuentemente al contacto con zonas donde es más fácil que se desarrollen los hongos, como los baños públicos.
Los pacientes con pie de atleta deben tomar precauciones para evitar que los pies toquen objetos o el suelo que luego vaya a ser tocado/pisado por otras personas para impedir la transmisión de la infección.



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