sábado, 17 de agosto de 2013

Lo que necesitas saber sobre endulcorantes artificiales

Lo que necesitas saber sobre endulcorantes artificiales

Endulzar, uno de los placeres de la vida, es sinónimo de engordar. Por eso, el mercado multiplica alternativas con menos calorías para sustituir el azúcar de siempre. Los edulcorantes artificiales han ganado protagonismo en el estilo light que se impone, pero… ¿Tienen acaso un lado amargo? El debate está abierto.
 Unos dicen que enloquecen el organismo y otros que son ideales para perder kilos. Lo cierto es que los edulcorantes se han posicionado en el vocabulario cotidiano y, ante tantas conjeturas, lo más saludable es conocerlos.
El problema con el término, según el experto, se debe a que “la población general asume que un edulcorante es un aditivo que aporta dulzor sin calorías o con un menor grado de calorías”.
Esos, los que la teoría dice que son aliados para adelgazar, son los aditivos edulcorantes o edulcorantes artificiales. La miel y el azúcar común pertenecen al grupo de edulcorantes naturales, pero la clasificación tiene más bifurcaciones.

Tipos de edulcorantes

Mercedes Galindo, enfermera especialista en educación diabetológica y vocal de la Sociedad Española de Diabetes (SED), explica las características de los dos grandes grupos de edulcorantes:
  • Edulcorantes naturales. “Son los que tienen un aporte de índice glucémico, es decir, los que elevan la glucosa en la sangre, dependiendo del consumo que se haga de ellos. Aportan también un mayor número de calorías”.
Dentro de los edulcorantes naturales están la sacarosa, que es el azúcar de mesa; la fructosa, que se encuentra en la fruta, y la lactosa, en la leche. También la glucosa y la maltosa.
Mercedes Galindo aclara que, pese a su aporte calórico, los edulcorantes naturales “son muy saludables y se pueden consumir sin problema, midiendo adecuadamente las cantidades”.
  • Edulcorantes artificiales. “Son los que tienen un menor aporte calórico o un aporte nulo, no modifican la glucemia en la sangre y, al tener entre 100 y 600 veces un poder edulcorante mucho más alto que los naturales, endulzan con una mínima cantidad”.
La lista de edulcorantes artificiales la encabezan los acalóricos, entre los que están la famosa sacarina, el primer edulcorante utilizado de forma masiva desde los años 80; el aspartamo, la sucralosa, el acesulfamo-k, el ciclamato, la taumatina y la neohesperidina.
“La característica fundamental de los polialcoholes es que tienen cierto valor calórico que oscila entre 1,6 y 2,6 kilocalorías por gramo”, añade.
Estas sustancias, que se usan en chicles y caramelos, son: sorbitol, manitol, isomalt, maltitol, lactitol y xilitol. 
La especialista en diabetes afirma que los polialcoholes se modifican para que su absorción sea más lenta y disminuya la elevación de la glucosa que producen en el organismo.
Por su parte, la doctora Pilar Martín Vaquero, endocrinóloga, directora de la Clínica d-médical y miembro de TheDoctors.es, explica que el último aditivo aprobado, hace tres años, es la stevia, que se deriva de una planta originaria de Sudamérica y Centroamérica, que hay que purificar y procesar.

Código E

Otra de las diferencias entre los edulcorantes naturales y artificiales es administrativa. El dietista y nutricionista de la Fundación Española de Dietistas y Nutricionistas, Juan Revenga, precisa que los primeros, como son naturales, no se consideran aditivos, sino ingredientes.
La clasificación de los edulcorantes en las etiquetas de los productos supone una garantía de su seguridad. Y no es la única.

La controversia

La doctora Pilar Martín asegura que “en pequeñas cantidades estos productos parecen ser inofensivos”, no obstante cita los resultados de estudios recientes que siembran algunas dudas.
“El mecanismo por el cual se produce esta aparente contradicción es porque los edulcorantes artificiales alterarían la respuesta fisiológica del cerebro hacia el gusto por el dulce y estimularían una preferencia por las comidas ricas en grasas”, afirma la endocrina.
Sin embargo, la especialista reitera que este es sólo un estudio y que habría que hacer un análisis más amplio de los efectos de los edulcorantes en el organismo.
Esa misma observación la hace un editorial reciente de la revista científica American Journal of Clinical Nutrition titulado: “¿Son las bebidas azucaradas toda la historia?”.
Para esta publicación, los factores que influyen en el sobrepeso no deben analizarse de forma aislada, sino en conjunto, porque “un planteamiento que solo atienda a un único alimento puede resultar inadecuado para desentrañar las interacciones entre los alimentos y el estilo de vida”.
El verdadero problema para la doctora Martín es que “la ingesta sistemática y excesiva de estas bebidas, azucaradas o light, no es positiva”. Recomienda reservar ese amor por los refrescos para momentos puntuales y buscar alternativas naturales.

Menos alarmas, más racionalidad

Para el dietista y nutricionista Juan Revenga, más que alarmarse por estudios que carecen de contexto, hay que buscar evidencia científica para revisar “la posible interacción en el organismo que pueda producirse cuando se consumen distintos tipos de edulcorantes”, especialmente porque las cifras actuales se han establecido para cada compuesto, de forma aislada.
Reitera que si están aprobados por múltiples organismos es porque son seguros y que, consumidos racionalmente, no dañan la salud. Pero, no todo es dulce en esta historia.

“Acallar la conciencia”

El doctor Román describe una de las dificultades del consumo de aditivos. “Hay cierta controversia sobre el papel de los alimentos edulcorados en el conjunto de la dieta, pero su abuso no es perjudicial per se, sino por el desequilibrio que se produciría en los componentes del resto de la dieta”.
Suena irónico, pero “el resto de la dieta” es uno de los principales obstáculos para controlar el peso. El dietista Juan Revenga lo ha visto en su experiencia: “la gente muchas veces piensa que adelgazan, pero no es así”.
Comenta que muchos, cuando eligen una bebida etiquetada con la frase “cero calorías”, caen bajo lo que denomina un “efecto halo, que les hace santificar todo lo que vayan a comer con esa consumición”. ¿Quién no ha ordenado una enorme hamburguesa con patatas y un refresco light?
“De nada sirve librarse de las calorías que venían en los refrescos azucarados si a eso le sumas otros alimentos en exceso”, sentencia.
Mercedes Galindo reconoce ese patrón. “Reduces 50 calorías con el sobre de edulcorante que le pones al café, pero lo tomas con un bollo de 300”, dice y, de inmediato, añade: “nadie adelgaza así, lo único que se logra con esa conducta es acallar la conciencia”.
En lo que coinciden los expertos es que los edulcorantes artificiales no perjudican la salud en pequeñas cantidades y que son sólo una parte del tema del sobrepeso, porque siempre hay que considerar la dieta general y la actividad física.
“Cambiar el azúcar por edulcorantes es solamente un elemento, sólo uno, que podría contribuir a no excedernos en las calorías o por lo menos a igualarlas con nuestro gasto energético diario, pero no es la clave. Si fuese la clave, está demostrado que no ha funcionado”, concluye Juan Revenga.
Fuentes: Efesalud.com
Por: Salud y Belleza

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