lunes, 12 de agosto de 2013

Inteligencia emocional

Inteligencia emocional

La capacidad de saber manejar los sentimientos propios y ajenos es la base de la inteligencia emocional, una preciada herramienta que conviene llevar por bandera en nuestra vida laboral, educativa y afectiva.


Inteligencia emocional

Todos en mayor o menor medida nos preocuparnos de sentirnos bien emocionalmente, puesto que nuestro estado emocional influye en áreas tan importantes como nuestra salud, competencia profesional o relaciones interpersonales. Es por ello que los textos sobre Inteligencia Intelectual compiten ahora en número con otro tipo de inteligencia que nos permite que, a pesar de no ser tan listos, podamos tener más éxito y felicidad en nuestra vida que los sobrados de coco: la Inteligencia Emocional (IE).

Qué es la Inteligencia Emocional

Peter Salovey y John Mayer fueron los primeros en realizar una formulación teórica de la inteligencia emocional en 1990, sin embargo no sería hasta 1995 cuando este término se hiciese popular gracias a Daniel Goleman,quien publica el libro Emotional Intelligence, sentando las bases de este concepto y dándolo a conocer al gran público.
Goleman define a la inteligencia emocional como la capacidad para manejar los sentimientos propios y ajenos, así como la habilidad para controlarlos. De esta forma, la IE se compone de “inteligencia personal”, en la que se englobaría el autoconocimiento emocional (la conciencia de uno mismo), el autocontrol emocional (la autorregulación), así como de la automotivación, y de la “inteligencia interpersonal”, que abarca el reconociendo de las emociones ajenas (la empatía) y las relaciones interpersonales adecuadas (habilidades sociales).

Diferencias entre Inteligencia Emocional e Inteligencia Intelectual

Diferentes estudios sostiene que si bien la Inteligencia Intelectual  y la Inteligencia Emocional  son habilidades diferentes, éstas se complementan entre sí. Un nivel de inteligencia intelectual se asocia con personas más analíticas y lógicas, reflexivas, y según algunos estudios emplean más el  hemisferio izquierdo del cerebro.
Por su parte, las personas con una elevada inteligencia emocional son más creativos, tienen facilidad para relacionarse con los demás, se basan en las experiencias pasadas para tomar decisiones, son espontáneas, aprovechan la información que le brindan sus emociones y algunos estudios sostienen que emplean en mayor medida el hemisferio derecho del cerebro.

Beneficios de la inteligencia emocional

La influencia de la inteligencia emocional en nuestra vida se ha hecho patente en diferentes áreas (trabajo, educación, salud…) por sus múltiples beneficios en todas ella:
En este sentido, en el área laboral, la inteligencia emocional (IE) se asocia a rasgos altamente requeridos en cualquier currículo competente, como es el caso de lamotivación de logro, la iniciativa, la capacidad para trabajar en grupos y de liderar equipos de trabajo y la demostración de la confianza en uno mismo.
En lo que respecta al ámbito académico-educativo la inteligencia emocional se ha mostrado como un predictor del rendimiento académico para los alumnos. Esto es porque un elevado rendimiento académico se asocia con algunas de las características que presentan las personas con elevada IE, como la esperanza, la revelación emocional y el control de impulsos. 
La inteligencia emocional se muestra así como una capacidad altamente deseada que merece mucho la pena conseguir. Tanto es así, que cada vez son más los psicólogos que recomiendan aplicar talleres en los colegios, para que ya en etapas tempranas los más pequeños adquieran un adecuado nivel de IE.
Sin embargo, es en el campo de la salud donde se ha realizado un mayor número de estudios acerca de los beneficios de la inteligencia emocional y su influencia en este ámbito. En este sentido, los niveles elevados de IE pueden influir en la adherencia al tratamiento médico, así como facilitar un adecuado afrontamiento de la enfermedad, amortiguando el efecto de los factores emocionales de riesgo para la salud como los niveles elevados de ansiedadestrés o de ira, mediante un adecuado control de los mismos, favoreciendo así un estilo de afrontamiento adaptativo que será fundamental para asegurarnos una adecuada evolución del paciente.

Características de la inteligencia emocional

Según David Goleman, el autor del famoso libroInteligencia Emocional, las personas con un adecuado nivel de inteligencia emocional se caracterizan por posear unas determinadas características que confluyen en el siguiente perfil:
  • Capacidad de automotivación: son personas cuya conducta no depende de la motivación extrínseca (los premios o halagos que nos dan los otros), sino de la motivación intrínseca (del deseo de hacer una tarea o conseguir algo por sí mismo).
  • Saben posponer las recompensas: son personas que saben llevar a cabo un esfuerzo a pesar de que los resultados que buscan tras el mismo aparezcan más tarde o a veces sean inciertos (por ejemplo estudiar una carrera, presentar proyectos, preparar una oposición, plantar un jardín, etcétera).
  • Controlan sus impulsos: no son víctimas de sus impulsos y decisiones tomadas en un momento puntual. Son reflexivos y saben valorar adecuadamente las diferentes alternativas.
  • Toleran la frustración: no se rinden ni irritan fácilmente cuando no se ven cumplidos sus objetivos.
  • Controlan sus estados emocionales: sienten emociones como todos, pero saben regularlas para que no les causen problemas (por ejemplo cuando se enfadan saben dejar de estar enfadados en lugar de enfrentar conflictos).
  • Presentan adecuadas habilidades sociales: adoptan un estilo de comunicación asertivo en su relación con los demás y son personas empáticas.

Cómo ser emocionalmente inteligente

La inteligencia emocional supone un conjunto de habilidades que pueden aprenderse, sólo hay que seguir una serie de consejos. Los pasos para ser una persona emocionalmente inteligente son los que te describimos a continuación:
  • Percibir la emoción: saber identificar y reconocer nuestros sentimientos y los de los demás. Para ello debemos atender a las manifestaciones de nuestra emoción, como son la expresión facial, nuestros gestos, etcétera. Por ejemplo, “estoy nervioso”.
  • Facilitar o asimilar la emoción: ten en cuenta nuestras propias emociones a la hora de llevar a cabo un razonamiento determinado o toma de decisiones. Supone comprender cómo nuestras emociones afectan a nuestros pensamientos, de forma que si las tenemos en cuenta nos pueden ayudar a tomar decisiones más acertadas y creativas. Por ejemplo: “estoy nervioso porque pienso que no voy a saber afrontar mi entrevista de trabajo, que haré el ridículo”.
  • Comprender la emoción: implica entender las diferentes señales emocionales que se nos presentan. Por ejemplo: “Como estoy nervioso, entiendo que todos los pensamientos negativos que tengo son causa de la ansiedad. Es por esto por lo que me siento tenso y con las manos frías…”.
  • Regulación emocional: requiere el conocimiento de diferentes estrategias de control emocional; a nivel cognitivo (pensamientos y procesos mentales asociados a la emoción), a nivel fisiológico (sensaciones físicas asociadas a la emoción) y a nivel motor (comportamientos asociados a nuestro estado emocional). En el ejemplo tratado: “…sentirme tenso y tener las manos frías cuando se está nervioso es normal. No debo preocuparme por ello. Si respiro lentamente desaparecerá poco a poco esta sensación… Voy a intentar ensayar mi entrevista… A lo mejor no me sale perfecta, pero seguro que tampoco tan mal como yo creo”.

    Las terapias psicológicas de tipo cognitivo-conductual pueden ayudarte a aprender las habilidades necesarias para regular tu emoción. Puedes intentar interiorizarlas mediante libros especializados en inteligencia emocional, cursos, el consejo de un psicólogo o un coach.

Escrito por Dra. Vanesa Fernández López, psicóloga




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