jueves, 16 de mayo de 2013

El masaje descontracturante, alivio para las dolorosas contracturas


El masaje descontracturante, alivio para las dolorosas contracturas



A estas alturas no serán pocos los que habrán oído hablar alguna vez de (o, desgraciadamente, padecido) las ya famosísimas contracturas musculares. Una servidora ha tenido que sufrirlas, por tanto, sabe de lo que habla. ¿En qué momento surge la contractura? ¿Por qué aparece? Hoy vamos a tratar de aclarar algunas dudas que muchos aún tienen sobre qué son las contracturas y cómo se tratan.
Estando en casa, en el trabajo, o jugando con tu sobrino, un día, de repente, sientes un pequeño dolorcillo en la base del cuello (hay que aclarar que las contracturas pueden aparecer en diferentes grupos musculares). Poco a poco el dolor se va haciendo más frecuente y comienzas, como si de un matrimonio se tratara, a tener una vida con él, a convivir con él. Llega un punto en el que necesitas divorciarte, pues parece que llevas el mundo sobre los hombros. Entonces te acercas al masajista y te comienza a hablar del masaje descontracturante.
Antes de nada, tú quieres informarte, por lo que le preguntas qué es realmente una contractura y cómo se aplica ese masaje descontracturante. El masajista te explica que el músculo (o músculos) de la zona dolorida se ha contraído de forma totalmente involuntaria pero sostenida en el tiempo, lo que deriva en la aparición del dolor. ¿Y por qué ocurre esto? Puede suceder por muchas razones: porque tenemos malos hábitos posturales en el trabajo, por la tensión que venimos acumulando en el día a día, por utilizar repetidamente un grupo de músculos al practicar deporte,… El caso es que ahí está la contractura y tú estás deseando quitártela de encima.
El masaje descontracturante que te propone el especialista se basa en manipular la zona donde se encuentran los músculos afectados por la contractura. Este masaje puede resultar doloroso, pues manipula una zona que ya de por sí está dolorida. De hecho, tras el paso por el masajista, pueden aparecer agujetas en la zona. Sin embargo, pasadas éstas, la mejoría en la zona es más que considerable, pues ese dolor y esa tensión que te acompañaban día y noche, han desaparecido.
Pero no cantes victoria. Aún no te has divorciado. Realmente es una pequeña separación. Al cabo de un tiempo, sobre todo si se continúa con los mismos hábitos posturales, suelen aparecer de nuevo las malditas contracturas, por lo que se hace necesario acudir periódicamente al masajista.
Personalmente, como paciente, aconsejo que todo aquel que sufra esos dolores constantes (los cuales conozco, por desgracia, a la perfección), acuda de forma regular a su masajista. El alivio, aunque sea temporal y no un divorcio completo, se agradece muchísimo…


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